KURT COBAIN

    Kurt Donald Cobain nació el 20 de Febrero de 1967. A pesar de que su formación resultó problemática, con esos enormes períodos de tiempo en los que no tuvo residencia fija, siempre supo dar salida a su expresión artística. Cuando Krist Novoselic (bajista de Nirvana) empezó a quedar con Cobain, al final de la adolescencia, se quedó sorprendido por la cantidad de disciplinas distintas que abarcaba el talento de su colega. Si no tocaba música o escribía, se ponía a dibujar en un cuaderno, esculpía en arcilla o pintaba.

    Se trataba de una versatilidad artística que acabaría ejerciendo una influencia en todas las facetas de Nirvana, e hizo de Cobain mucho más que simplemente un músico y un letrista con talento: también era alguien que trataba de expresarse de todas las maneras posibles. Diseñó, por ejemplo, algunos de los pósters que anunciaban conciertos del grupo, como en uno que dice: “Hey kids! Don´t buy a gram this weekend, come see a revelation in progress. It will be a gosh darn HEALING EXPLOSION!” (“Eh chavales! No os compréis un gramo este finde, venid a ver una revelación en acción. Será una maldita EXPLOSIÓN CURATIVA!”). Es un ejemplo perfecto de lo que Novoselic llama la “conexión oscura”, que veía presente en la mayor parte de la creatividad de Kurt.

    

    Evidentemente, esta conexión se puede ver en los diseños de Cobain utilizados en los discos de Nirvana. El single “Lithium” muestra la foto de unas muñecas de aspecto espectral mientras que en la contraportada aparece un esqueleto sobre un lecho de flores. La contraportada de “In Utero” está protagonizada por unos huesos y fetos humanos desparramados sobre unos lirios. El diseño se consideró tan reprobable que dos cadenas norteamericanas se negaron a vender el álbum hasta que no cambiasen las portadas.

Sin embargo, no hubo censura el las imágenes fetales que se utilizaron para el vídeo de “Heart-Shaped Box”. Cobain explicó que el vídeo se había inspirado en sus propios sueños, lo cual nos deja ver cómo era su subconsciente. Y la oscuridad inundaba toda la música de Nirvana. Jamás compusieron una canción completamente alegre.

    Mientras que el grupo trabajaba de manera conjunta las ideas musicales, todas las letras de las canciones de Nirvana eran de Kurt. Como letrista solía ver más allá de la superficie de las cosas, yuxtaponía afirmaciones contradictorias como fórmula para dirimir su propia voluntad. Curiosamente, aunque raramente las letras de Cobain fuesen directas, tocaba tanto la fibra de quiénes lo escuchaban que, con frecuencia, parecía que había revelado más de lo que en verdad había hecho.

    Su naturaleza contradictoria le hacía ganar atractivo. Aunque se le solía describir como la estrella que no quería serlo, más tarde se supo que se quejaba a sus mánagers de que los vídeos de Nirvana no se emitían lo suficiente en televisión.

    Su temprana muerte hizo de él una leyenda. Que se suicidara lo convirtió en mártir a ojos de algunos. Novoselic le quita hierro al asunto: “Eso es para la gente que necesita ese misticismo”. Y, si bien dicho misticismo es lo que diferencia a los buenos de los más grandes, es cierto que no debería permitirse que oscureciera los verdaderos logros de Cobain: era un artista con una visión única, capaz de transformar sus preocupaciones personales en obras de arte con las que se identificaba el público del mundo entero.