La imagen tópica de Salvador Dalí es la de un artista estridente y excéntrico, aficionado a la provocación. Pero tras el tópico se oculta otro Dalí: un artista total, que aspira a fusionar arte y ciencia en sus geniales obras. La obra de Dalí abarca todo tipo de ciencias, desde el psicoanálisis en su primera etapa hasta la física nuclear. Es un artista que es capaz de reflejar en sus obras las principales teorías y descubrimientos científicos del siglo XX. Incluso su firma se inspira en una imagen científica, la corona líquida, que es la imagen estroboscópica de la caída de una gota de leche.
Según Dalí, “todo pintor refleja la cosmogonía de sí mismo; mi pintura se basa en la era atómica y en la era freudiana, cosas nucleares y cosas psicoanalíticas”.
Einstein, junto con Freud, ejerce una influencia decisiva sobre Dalí. En 1923, Eistein visita Barcelona para dar una conferencia sobre los principios de la revolucionaria Teoría de la Relatividad. Hasta aquel momento el espacio era algo estático, el espacio newtoniano, no le pasaba nada, y en cuanto al tiempo también, era algo que transcurría de forma lineal y sobre lo que no podíamos ejercer ningún tipo de influencia, y de pronto Einstein nos dice que eso no es cierto. Por ejemplo, el tiempo pasa más despacio en la calle, a nivel del mar, que en un octavo piso, por lo que si una persona está toda la vida en un octavo piso envejece más rápido que uno que está en un primer piso, aunque la diferencia sería de unas millonésimas de segundo. El hecho de que el espacio y el tiempo tengan una dimensión propia supuso una revolución tremenda.
Dalí estaba entusiasmado con la Teoría de la Relatividad, porque ofrecía al surrealismo la idea de que la realidad no puede reducirse a un único flujo temporal. En el cuadro más famosos de Dalí, “La persistencia del tiempo”, aparecen unos relojes blandos que sugieren que en el mismo espacio confluyen distintas temporalidades.
“La gente se ríe al ver mis cuadros por primera vez, pero después de casi 12 años los científicos reconocen que cada pintura es una auténtica profecía”.
La 1ª Guerra Mundial es una catástrofe que provoca tanto caos, tanta confusión, que surge la idea de que tiene que haber algo más, algo capaz de transformar nuestra forma de pensar y sentir, y de transformar nuestra visión del mundo a través de esas dos grandes ciencias nuevas que son el Psicoanálisis por una parte y la Relatividad por otra.
Sigmund Freud se convierte en la principal inspiración para Dalí cuando el artista empieza a pensar en unirse al movimiento surrealista. Los surrealistas estaban fascinados por el papel que jugaban los sueños en la teoría de Freud. “Mis mejores ideas vienen de mis sueños”, decía Dalí. El surrealismo ponía en cuestión el valor que se daba a lo racional; los surrealistas venían a decir que si el inconsciente es tan importante en la vida cotidiana tenían que comprenderlo, para después plasmarlo en sus obras. Dalí llegó a decir que Freud era su padre. En 1938, Dalí logra verse con Freud en Londres, con el fin de que leyera su tesis sobre la “paranoia crítica”.
El método paranoico-crítico es la gran aportación de Dalí al surrealismo. En sus pinturas, la paranoia crítica se traduce en la aparición de imágenes dobles, las cuales reflejan el principio de incertidumbre de Heissenberg (lo que se ve depende del observador). Para Dalí, la paranoia era una forma de interpretación delirante. En vez de ignorar sus alucinaciones y fantasías que experimenta a todas horas, Dalí se fija en ellas, se recrea y maravilla ante ellas, y le hacen reflexionar. Asociaba la paranoia a la capacidad de ver en cualquier configuración de objeto algo completamente distinto.
Los surrealistas echan a Dalí de su grupo, porque lo criticaban por ser un showman y por vanalizar sus pinturas. Es el comienzo de una nueva etapa en la pintura de Dalí. A partir de los años 40 vemos un mayor interés por la física nuclear en sus obras. Para Dalí, la era atómica era muy alegre, no había nada tan divertido como la colisión y explosión de los conflictos intra-atómicos de la física nuclear. La física nuclear fascina a Dalí porque abre las puertas de un mundo desconocido, una nueva dimensión de la realidad y la materia. En sus nuevos cuadros, objetos de toda clase se descomponen en partículas que flotan en el espacio. Dalí llegó a hablar de un nuevo misticismo atómico y nuclear.
“Los literatos no me aportan nada, pero los científicos me aportan todo, incluso la mortalidad del alma”. Salvador Dalí.
Dalí pensaba que el último ejemplo de arte y metafísica era Leonardo Da Vinci, y pensaba que con un esfuerzo concentrado en un intenso delirio paranoico podría reunirlos de nuevo. Y lo consiguió. (Tim Phillips, pintor).
Salvador Dalí siempre estuvo un paso más allá de la realidad. Un genio donde los haya.
Y aquí os dejo unas cuantas frases curiosas que pronunció Dalí a lo largo de su vida:
“Gracias al cáncer conseguiremos la inmortalidad”.
“No creo en mi propia muerte. Si creyera en la muerte tendría mucho miedo”.
“Cada vez que pierdo un poco de leche me da la sensación de que he desperdiciado”.
“Por las matemáticas y por las ciencias particulares sé que Dios tiene que existir, pero no me lo creo”.