Aunque es imposible encontrar a dos individuos completamente iguales, todos compartimos la misma naturaleza humana. Si bien nuestros rasgos faciales, nuestro color de piel o nuestro tamaño varían en función de nuestra genética y nuestras circunstancias geográficas, todos disponemos de un cuerpo, una mente y un corazón. Por eso todos tenemos la capacidad de experimentar, pensar y sentir.
Y entonces, si todos compartimos una misma condición humana, ¿por qué somos tan diferentes?. La respuesta no es sencilla. Entre otras muchas variables, cabe señalar que en función de donde nacemos y el tipo de educación que recibimos, cada uno de nosotros crea una identidad personal partiendo de creencias familiares, culturales, políticas, religiosas y económicas con las que somos “moldeados” por la sociedad de la que formamos parte.
Prueba de ello es que la gente que nace en un determinado país suele utilizar un determinado idioma, defender una determinada cultura, estar afiliada a un determinado partido político, seguir una determinada religión o apoyar a un determinado equipo de fútbol. Lo que pasa es que normalmente NO elegimos nuestras creencias, nuestros valores, nuestras prioridades y nuestras aspiraciones.
Este conjunto de creencias, valores, prioridades y aspiraciones constituyen nuestro “paradigma”, que viene siendo la manera en la que vemos, comprendemos y actuamos en el mundo. Lo que pasa es que cada uno de nosotros mira y filtra la realidad a través de unas “gafas” determinadas, cuyos cristales han sido elegidos por el entorno socioeconómico en el que nos desarrollamos como individuos. Por lo tanto, esa realidad está distorsionada. La sociedad nos condiciona nuestras necesidades. Nos determina lo que creemos que necesitamos para ser felices.
Aunque la realidad es la misma para todos, cada uno de nosotros la está experimentando de manera subjetiva. De ahí que sea fundamental comprender cuáles son los pilares del paradigma actual, principalmente por que está basado en la ignorancia y genera resultados de lucha, conflicto e insatisfacción. Por eso, a menos que cuestionemos los fundamentos sobre los que hemos construido el sistema difícilmente podremos abandonar el camino prefabricado por el que transita la mayoría.
Fuente: El Sinsentido Común (Borja Vilaseca). Un gran libro que os recomiendo a todos!
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“Cada vez que te encuentres del lado de la mayoría es tiempo de hacer una pausa y reflexionar” Mark Twain.
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